(19.IV.2011)
Centre Cultural Sa Nostra
"El inquilino del hielo"
de Miquel Àngel Lladó Ribas
Casabierta Editorial i l’Associació de Pares de Nins Autistes de les Balears Gaspar Hauser es complauen a convidar-vos a la presentació del llibreEl inquilino del hielo, de Miquel Àngel Lladó Ribas (edició bilingüe català-castellà), que tindrà lloc el proper dia 19 d’abril a les 19 h al Centre de Cultura “Sa Nostra” (c/ Concepció, 12, Palma). Hi participaran Javier Vellé (Casabierta Editorial), Maribel Morueco i M. Carmen Sánchez (APNAB) i el propi autor.
Vos hi esperam.EL INQUILINO DEL HIELO
Miquel Àngel Lladó Ribas
(Catalán-Castellano)
PVP: 12 euros comprar libro
ISBN: 978-84-614-7083-9
176 páginas
170 x 170 mm
Portada color + interior BN con ilustraciones
Encuadernación rústica cosida con solapas
*Ilustraciones: Alumnos del centro Gaspar Hauser
-----------------------------------------------------------------
“De hielos y primaveras”
Miquel Àngel Lladó Ribas
Cuando escribí estos poemas poco sospechaba que, algunos años después, su protagonista realizaría el más largo y definitivo de los viajes, ese para el cual todos, tarde o temprano, cogemos únicamente billete de ida pues no hay posibilidad de retorno.
¿O tal vez sí? ¿Acaso no poseemos la memoria, sin duda una de las más grandes cualidades humanas, para traer a voluntad todo aquello que hemos amado a lo largo de nuestra existencia? ¿Reparamos de veras en el milagro que significa recordar el color de unos ojos, la frescura de una sonrisa, la sencilla candidez de un gesto?
Al releer estos versos recuerdo, como no, a nuestro amado hijo Lluís. Le recuerdo y le echo de menos, para qué nos vamos a engañar. No obstante la poesía me ha permitido de alguna manera inmortalizarle, hacerlo perenne, plasmar su bondadosa esencia sobre el papel. Y, de paso, recordar al mundo que “no existen alas inútiles”, que todo aquello que nos sucede, por duro y adverso que nos parezca, no es sino una oportunidad de mejorar y comprender en toda su hermosa complejidad el universo que nos rodea.
Hielo, pingüinos, silencio… ¡Cuánta belleza encierra ese mundo que hemos etiquetado alegremente de autista, sin detenernos tal vez a pensar en las gemas que alberga esa sin par “oscura cámara del tesoro”! Yo tuve la ocasión y el privilegio de admirarlas. Y quiero animar desde estas líneas a quienes de una manera u otra deambulan por esta “sinuosa ruta del hielo” a hacerlo, a descubrir el color de la esperanza y de los sueños que a mi se me antoja azul e inmenso, como ese mar que ahora mismo sobrevuelo y ese cielo que nos cobija y al que de tanto en cuando alzamos los ojos esperando que nos envíe lluvia, amor, palabras…
Abrámonos pues, al azul de lo insondable, dejemos que la primavera ocupe al fin el lugar de las dudas y de los fríos, trabajemos sin tregua hasta encontrar esas anheladas “veredas de sonidos / en el fondo del valle”.
Apostemos, en fin y de una vez por todas, por la poesía, por la luz, por la esperanza: por la vida.
“Ilumínalo de azul”
Maribel Morueco
(…) Alguien dijo Autismo. Alguien dijo, más fuerte, ¡Espectro! Alguien, agachado echó a rodar una piedrecita que en sus pequeñas volteretas decía: Trastorno- Desarrollo,-Trastorno- Desarrollo…
Vinieron los sabios, los científicos, profesores, amigos, familias, niños y niñas, chicos y chicas de Instituto, alumnos de Universidades, investigadores, empresarios, muchos trabajadores. Todos juntos, luchaban por conseguir que esos conceptos fueran apaciguando sus furias y extrañas formas, se dejaran formatear, programar culturalmente, enlazarlos a un manojo de símbolos.
Hasta que llegó el poeta. El poeta, dibujaba y pintaba en azul. Al arrastrar el pincel, suavemente, en cada palabra inventada, la palabra Lluís se tejía suavemente revoloteando y saltando, divertida, entre esquimales, ballenas, iglús, notas de música, morsas, líneas y añoranzas.
El poeta, ante la sorpresa de todos, consiguió hilvanar los conceptos, las sonrisas esperadas, las palabras extrañas. Atar los símbolos con fuerza, evitando que se convirtieran en globos voladores. Puso orden, sentido, el caos desapareció. Los espejos reflejaban lo que eras, o lo que querías ser. Las miradas suspendían palabras, la palabra era un regalo.
El poeta dijo: ¡luz!, y el país azul y diáfano se iluminó.